La sub zona que comprende el Bosque de Nancuchiname y las comunidades circundantes se ha considerado para efectos analíticos como un territorio con unidad desde la perspectiva de la potencialidad de su desarrollo con base en el bosque mismo. Ello incluye las prácticas y la delimitación estricta de áreas de protección y conservación tanto en los límites actuales del bosque, como en las zonas ribereñas hacia el sur y hasta la zona litoral. Se incluyen también las áreas de cultivo y de explotación actual en sectores agro industriales y ganadería, que son potencialmente transformables en función de la expectativa de desarrollo del bosque como eje de una zona modelo de desarrollo ambiental comunitario, guiado por el concepto de bosque humano, con lo que se genera una zonificación del área de estudio en función del manejo de las áreas con cobertura de vegetación natural actual o potencial (mapa).

Las prácticas depredadoras del bosque y las zonas aledañas han elevado progresivamente las condiciones de riesgo en que viven los pobladores de las comunidades aledañas, pero también han reducido el potencial productivo de la zona como conjunto, incluyendo las posibilidades de desarrollo de las comunidades. La transformación de estas prácticas depredadoras en procesos de conservación y explotación armoniosa con el desarrollo de las áreas de bosques y el incremento de las zonas dedicadas a la producción forestal y similares implica la generación de un conjunto de proyectos articulados en forma de programa de mediano y largo plazo.

El programa debe identificar proyectos particulares e incluir dentro de su 'marco lógico' aquellos productos concretos que en plazos determinados deben alcanzarse según temas de proyecto, así como los indicadores particulares que permitan asegurar el cumplimiento y cuantificar el cumplimiento relativo de las metas. Los proyectos concretos deben corresponder con una metodología de intervención y una perspectiva de proceso que permita concretar inversiones de diversas escalas en áreas de territorio particular, por comunidades y organizaciones, según tipos de gestión y según tipos de productos.  Se deben articular además en un plan más general de desarrollo turístico de toda la cuenca baja del Río Lempa, que abarca tanto la sub zona del bosque como la zona litoral y el tratamiento concreto que se de al control de la dinámica hídrica.

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